La derrota de las tropas africanas hizo que muchas ciudades regresaran al bando cartaginés. Dueño de las llanuras y con las ciudades africanas de su lado, Amílcar se dirigió a Túnez, poniendo la ciudad bajo asedio.
El contingente de Aníbal puso asedio al lado de Túnez que miraba a Cartago, mientras Amílcar se emplazó en el lado opuesto. Una vez establecido el sitio, los líderes rebeldes fueron crucificados a la vista de los muros de la ciudad.
Mathô salió entonces de la ciudad atacando el campamento de Aníbal, que fue capturado vivo por el libio. Entonces, descolgando el cuerpo de Spendios, colgó al cartaginés en su lugar, degollando a sus oficiales a los pies de la cruz.
Amílcar llegó tarde a socorrer a Aníbal, y la derrota provocó el retorno de Hannón desde Cartago, al mando de los últimos hombres en edad adulta capaces de portar armas que quedaban en la metrópoli. Después de varias reuniones, los generales olvidaron sus diferencias y actuaron de forma conjunta para acabar con Mathô, que pasó a la defensiva.
Los generales púnicos tendieron emboscadas al africano cerca de las últimas ciudades que permanecían en el bando rebelde, como Leptis Magna
Existe poca información sobre esta batalla, aunque se sabe que la victoria se decantó del lado cartaginés. Mathô fue capturado vivo, y el resto de ciudades que permanecían en el bando rebelde se rindieron a Cartago, Túnez incluida.
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